por Roberta Bosco
Deriva360 es el relato de un viaje insólito. Una travesía cuyo punto de llegada es una realidad indefinida, una terra infirma que aparece tras un desarrollo audiovisual impredecible entre núcleos urbanos y cartográficos. Desde una perspectiva metafórica Deriva360 evoca una manifestación de arte generativo, un devenir audiovisual en continua transformación, controlado por fuerzas físicas y narrado desde un ojo electrónico capaz de inmortalizar un entorno canjeante que cobra vida a partir de un flujo de datos, cuya memoria después del acto performativo quedará almacenada en la red.
Deriva360 plasma una obra de arte inmaterial que se desencadena a partir de un gesto performativo, un gesto creativo y teatral en relación a si mismo y al público presente con quien establece una relación directa englobándole en la performance audiovisual transformando inexorablemente su estéril papel contemplativo.
Con su pequeño dispositivo móvil que se desplaza a vista de pájaro aislándose de las posibilidades del cuerpo, Deriva360 apunta a las subjetividades virtuales y remotas que van más allá de la percepción humana y de nuestra interacción con el mundo.
“La imagen del mundo no pasa de ser medieval a ser moderna, sino que es el propio hecho de que el mundo pueda convertirse en imagen lo que caracteriza la esencia de la Edad Moderna”.
Martin Heidegger "La época de la imagen del mundo" (1938)